por Dolo | Nov 13, 2018 | Adiestramiento canino, Educación canina
Esta última semana he trabajado con 3 perros que tenían problemas para estar atentos a sus humanos: uno de ellos no prestaba atención nunca por su excesivo nerviosismo y excitación, otro porque parecía muy vago, y el otro presta atención en casa, pero en la calle no. Y como había quedado en dar unos consejos a sus humanos, al final, he pensado, que sería útil compartir esta información con todos vosotros, y si os son de utilidad, mejor aún ;o)
Son ejercicios que no sólo ayudan a mejorar la atención, sino el vínculo y el control de impulsos, además de ser juegos que ayudan a poner a trabajar su mente. Es decir, para que nos preste atención, tenemos que trabajar dos cosas fundamentales: su atención y el control de los impulsos, son dos caras de una misma moneda.
Si lo hacemos bien, en unos meses tendremos un perro que siempre nos hará caso, o al menos, en un 98% de las veces, sea cual sea nuestra orden.
Estos ejercicios además, ayudarán tanto a conseguir que nuestro perro aprenda a hacer cosas, como sobre todo y muy importante, a que no haga cosas, es decir, a corregir comportamientos no deseados o desagradables.
Antes de empezar, recomiendo muchísimo el clicker, no cuesta mucho, y funciona bastante bien. Entre otras cosas porque las órdenes y palabras que usamos a veces se vician y el perro, como sabemos, no entiende excepciones, pero el clicker siempre siempre es recompensa y «entrenamiento» para ellos y para nosotros.
Así que, vamos ver 12 ejercicios que podemos hacer para entrenar con nuestro perro y trabajar, como hemos dicho, que nos preste atención, y el control de impulsos.
Ejercicios prácticos
- Coge algo que le encante comer, siéntate en casa en el sofá o donde habitualmente te sientes, y cuando se acerque a ti (estando él en el suelo, no contigo en el sofá), le tiras un trocito. Lo normal es que lo coja y espere a que le des más. Ahí es cuando vas a decirle alguna palabra, como «mira», «atento», o «muy bien», lo ideal es tener un clicker y hacerlo sonar, pero si no tienes, puedes probar con una palabra, y usar siempre la misma, y una vez dicha, le lanzas otro trocito. Y repites. Siempre que se gire y te mire, dices la palabra y le das un trocito. Haz unas 10 ó 15 repeticiones, al menos dos o tres veces al día. Y en unos días, cuando oiga la palabra ya debería estar atento a ti. Eso sí, por favor, sólo di esa palabra cuando vayas a darle algo, si lo engañas perdemos el tiro. Después de un par de días, que veas que lo hace bien, intenta hacer el ejercicio en otro sitio. Y poco a poco, en la calle.
- El juego de la «salchicha»: como te dije el otro día, deja a tu perro en una habitación, y esconde en el salón u otra sala un trocito de salchicha o algo que le encante, llámalo y anímalo a buscarlo. No pares de animarlo mucho para excitarlo mucho y ver que contigo se divierte, cuando tú le prestas atención, será más fácil que él te la preste a ti.
- Practica el «mira», que te garantice que te mire a los ojos y preste atención: cuando estés en tu casa, y él esté distraído, coge un trozo de algo que le encante, un premio o la pelota, te la pones delante de la cara y le dices «mira», en cuanto te mire a los ojos, dale su premio y anímalo mucho.
- Otra cosita: estando de pie, la cocina es un lugar perfecto para empezar, deja caer algo que le encante (un trocito de salchicha, un premio, etc), lo normal es que vaya olisquearlo y cogerlo, cuando vaya, cúbrelo con tu pie, para que no pueda cogerlo. Espera a que levante la cabeza y te mire, y en ese momento, le dices tu palabra y se lo dejas coger. Repítelo unas 7 u 8 veces, un par de veces al día, al menos. Este ejercicio también sirve para que se acostumbre a no coger comida sin permiso ya que se trata de un ejercicio de control de impulsos.
- Una variante de lo anterior, es ponerte algo en la mano, y cuando vaya a cogerlo, cerrarla.
- Si queremos que el ejercicio anterior sea siempre útil para cuando queramos dejar comida en la mesa (aunque sea una mesa baja a su alcance), sin que la toque, la variante es poner algo en la mesa y sentarnos al lado, esperar a que vaya a olerlo o cogerlo, y lo tapamos con la mano, cuando retire el hocico y nos mire, le damos un premio con la otra mano. Poco a poco, irá prestando más atención a la mano con la que le damos el premio que a la mano que «protege» la comida que no puede coger.
Fijaos como en este momento de la sesión, Luke, mi Foxterrier de pelo duro, una raza de las más nerviosas, está totalmente pendiente de mí, aunque ni siquiera estoy hablando con él, sino con el grupo de educación canina.
- Intenta el «toca la mano»: se trata de poner delante de su cara tu mano con la palma abierta, lo normal que hará será darte con la trufita (la nariz), olisquear o incluso lamerte, en cuanto haya un contacto, dale un premio, la palabra aquí es «toca». Igual, repite unas 10 ó 12 veces un par de veces al día.
- Otro ejercicio es trabajar con nuestro peludo el «quieto» a un nivel más complejo, a priori. Se trata de calmarlo cuando esté estresado, alterado o frustrado, es decir, cuando lo vemos muy hiperactivo o nervioso. Lo que haremos será esperar a que llegue su hora de comer, ir a por su comedero y su comida, y cuando empiece a ponerse nervioso, saltar, ladrar, etc, paramos, y esperamos. A los pocos segundos se calmará y se quedará mirándonos, entonces continuamos y le damos la comida. Repetimos esta actividad cada día, cada vez que le pongamos la comida, y siempre diciendo la palabra, «quieto», o «espera», o la que hayamos pensado, o si lo usamos, el clicker para premiarlo.
- Un paso más en la anterior, es enseñar a nuestro perro a ir a un «sitio de calma», es decir, si vamos a darle de comer y se pone nervioso, hacemos que vaya a ese lugar: el sofá, una mantita suya, etc, y cuando esté ahí quieto, le damos la comida o lo llamamos para que venga a comer. Es muy útil también para controlar cuando llaman a la puerta o se sube dando saltos a las personas. El «espacio de calma» es muy útil para trabajar con perros obsesivos con algo, la comida, el timbre, un persona, etc.
- En el parque, o cualquier otro lugar donde pueda estar suelto, pero controlado y seguro: aquí lo que haremos será dejarlo suelto, y siempre que se gire a mirarnos, usamos el clicker o nuestra palabra, y lo animamos a venir y le damos su premio. Si no nos mira, o no viene cuando lo llamamos, vamos a caminar hacia el lado contrario hacia donde esté. Cuando nos siga, clicker, palabra, ánimos para llamarlo, y premio. Para este ejercicio usa premios especialmente deliciosos para él: salchichas, pollo, queso en lonchas bajo en calorías, etc, y mejor cuando no haya comido todavía. Después de un tiempo, podemos empezar a no esperar a que nos mire, sino llamarlo directamente.
- Cuando hayamos conseguido que nuestro perro siempre nos mire, y preste atención, al decir «mira» o su nombre, lo practicamos en la calle: cuando estemos paseando le decimos «mira» o su nombre, y cuando nos mire, premio, así controlamos su impulso y su atención en la calle. Poco a poco, empezará a mirarnos él solo cuando caminemos.
- Si tenemos problemas para que nos preste atención sobre todo en la calle, vamos a intentar lo siguiente: si lo interpelamos y no nos presta atención ni nos mira, damos unos pasos ágiles en dirección opuesta a la que estamos, para sacarlo de lo que lo tenía distraído y volver a recuperar su atención. Si sigue aún así distraído, probamos diciéndole «vamos chico, venga, etc» con voz dulce y animosa, para que focalice en nosotros.
Un segundo nivel para todos estos ejercicios sería conseguir que otra persona estuviese mientras practicamos, y que mientras hacemos el ejercicio en casa -o en la calle-, esa otra persona haga alguna cosa que pueda distraer a nuestro peludo, para aumentar el valor del control de impulso y por ende, su atención a nosotros.
Cuando veamos que nuestro peludo empieza a hacer bien estos ejercicios, lo que debemos de hacer es ir dejando de premiar paulatinamente para no premiar siempre, es decir, unas veces le damos premios, y otras no, de modo que continue haciendo bien la actividad, sin que haya comida de por medio, o corremos el riesgo de tener un perrito que sólo hace caso y presta atención cuando hay premio.
Importante:
- cuidado con estar todo el rato dando premios que pueden ganar peso: debemos tener en cuenta lo que les demos como premio y «quitarlo» de su ración de comida diaria»
- siempre que digamos el nombre de nuestro perro, debe ser algo positivo: no los llaméis para reñirles, no gritéis su nombre haciéndole saber que algo está mal.
- nunca debemos dejar de premiar su comportamiento (recuerda, el premio puede ser palabras cariñosas y caricias), es importante que siempre que se porte bien, que esté atento y calmado, le demos su recompensa, ya sea un premio, o una caricia y ánimos ;o)
Y recordad que la atención es una carretera de doble sentido, también debemos responder a ellos cuando nos reclaman atención, les hacemos ver que los entendemos y que hay buena comunicación y vínculo.
por Dolo | Oct 12, 2018 | Adiestramiento canino, Educación canina, Psicología canina, Todo sobre los perros
Puede que alguna vez hayas escuchado hablar de la importancia del «imprinting» en el desarrollo del perro, y es sin duda una etapa fundamental para su crecimiento y carácter.
¿Qué es imprinting?
El imprinting (o troquelado), es la etapa en la vida del cachorro que va más o menos desde las 2 a las 10 semanas, una etapa sensible en la que el cachorro aprende a «ser quien es», a tomar conciencia de sí mismo y de los que están en su entorno: madre, hermanos, otros perros, humanos… Es algo natural en el perro aprender de su entorno, y de hecho, se cree que todo aquello que el cachorro no aprende en este periodo serán comportamientos difíciles de corregir en el futuro.
Entender cómo evoluciona el cachorro y su desarrollo tanto físico como cognitivo, puede facilitarnos comprender mejor la importancia de cada etapa en su crecimiento, de su comportamiento, y de su forma de comunicarse, y por lo tanto, conocer mejor cómo comunicarnos con él y cuándo y cómo debemos empezar a «educarlo».
En esta etapa, por ejemplo, la madre corrige determinados comportamientos, y sus hermanos lo enseñarán a jugar controlando por ejemplo, la fuerza de la mordida, algo importante en su desarrollo. De esta etapa depende en gran medida el carácter del perro: seguridad, confianza, equilibrio, felicidad, no agresividad, son algunas de las características que dependen de este periodo.
Un cachorro de dos meses que ha tenido un adecuado periodo de imprinting no temerá al humano ni a otros perros: al contrario, se acercará y curioseará alrededor.
Por todo ello, no es recomendable separar al cachorro de su madre y hermanos antes de las 7 semanas, además de por supuesto, el periodo de lactancia.
Imprinting no es socialización
Por último, es importante no confundir el periodo de imprinting con «socialización». La diferencia entre socialización e imprinting son claras: la socialización es posiblemente una de las principales etapas en al vida del perro, y va de los 3 semanas a los 3 meses, a lo largo de los cuales, el cachorro comenzará a explorar y conocer lo que con el tiempo será su vida de adulto. Así aprenderá a comunicarse, a controlarse, a relacionarse…
En otro post abordaremos más en profundidad la importancia de la socialización para evitar problemas de miedo, agresividad, timidez en perros adultos.
por Dolo | Oct 9, 2018 | Educación canina
Educar a tu perro no es una opción, sino una obligación, ya que queremos que nuestros peluditos sean perfectos compañeros en casa, y ciudadanos modelo en la calle, y para conseguirlo, debemos tomarnos el tiempo necesariopara enseñarles las normas que nos ayudarán no sólo a adiestrarlo para que la convivencia sea más fluida, fácil y feliz para todos, sino que además, nos ayudará a afianzar nuestro vínculo humano-canino, y nuestro perro tendrá más confianza en nosotros.
Antes de educar a nuestro peludo, debemos de tener en cuenta una serie de factores para que la experiencia del entrenamiento, el aprendizaje, sea ameno y divertido para ambos: y no nos equivoquemos, este aprendizaje es una calle de dos direcciones, nosotros aprenderemos con él, y el aprenderá con nosotros. E insisto, «con» y no «de», porque se trata de aprender juntos.
Vamos punto por punto:
- ¿A qué edad demos empezar a educarlo? Los perros aprenden de su madre y hermanos desde que nacen, aprenden normas básicas de comportamiento con los que lo rodean, a no morder fuerte, a jugar, a olfatear, etc. A partir de la octava semana, cuando el cachorro empieza a ir un poco más allá de su entorno materno, habitualmente son llevados a sus nuevos hogares, y la educación empieza en ese mismo instante, aunque la intensidad y complejidad irá en aumento de forma progresiva, de forma que digamos que podemos empezar a enseñar ciertos «trucos» a nuestro cachorro a partir de los 3 meses. Antes, podemos trabajar su comportamiento, premiándolo cuando haga lo que esperamos de él, pero sin forzarlo ni obligarlo en ningún momento. A partir de os 6 meses ya podemos empezar el adiestramiento en acciones más complejas.
- 8 semanas, cuando lo llevamos a casa, debemos seguir con la enseñanza de no morder, a hacer sus necesidades en un lugar que le indiquemos dentro de la casa (recuerda que aún no puede salir de casa sin las vacunas), a no sentir ansiedad al quedarse solo y llorar, conocer los límites: qué sí se puede y no se puede en la casa, y no menos importante, cuál es su espacio, recuerda que los perritos también necesitan tener un lugar que les pertenezca. Aunque es un poco pronto, yo ya aconsejo ir tratando de conseguir la atención del cachorro para aprender su nombre, a venir cuando lo llamamos, y a quedarse sentado.
- A partir de las 12 semanas: empezamos a sacarlo a la calle porque ya tiene sus vacunas, y debe aprender a pasear con nosotros con correa sin tirar, y a hacer sus necesidades fuera. Podemos empezar a enseñarle a hacer cosas básicas, como sentado, tumbado, quieto, caminar sin tirar a nuestro lado, y a jugar en el parque con otros perros socializando. Es fundamental que estemos muy atentos, conocemos a nuestro perro, pero no a los demás, y para prevenir incidentes y accidentes, es mejor no dejarlo con perros que puedan parecer muy nerviosos o incluso agresivos.
- A partir de los 6 meses: en este punto, tu peludo ya debe ser capaz de comportarse en sociedad: si aún no lo has enseñado, no te preocupes, estás a tiempo, siempre estás a tiempo, de enseñarlo: al principio puede que sea un poco más complicado, pero en cuanto entienda que estás intentando que haga algo y sepa qué quieres de él, lo hará feliz y contento, sentirá que se comunica contigo y ese vínculo es para siempre.
- El aprendizaje es un juego: disfruta con él, sé paciente, no te desesperes. Si ves que no entiende lo que le dices, posiblemente tú estés haciendo algo mal, y no es porque sea un cabezota que no quiere hacer lo que le dices, es que no te entiende. Si os atascáis, descansa unos minutos y tranquilízalo, y prueba otra vez.
- Cuánto tiempo dedico a educar a mi perro. Yo recomiendo que trabajes con tu perro no más de unos 30-45 minutos al día, en sesiones de unos 5 a 10 minutos.
- Sé coherente: si usas un gesto o una palabra para una orden, no las cambies, y es fundamental que todos los demás miembros de la familia también las conozcan y repitan.
- No castigues a tu perro: el castigo positivo/negativo no es la mejor forma de comunicarte con él. El adiestramiento en positivo sin embargo os acercará aún más el uno al otro y hará que confíe en ti, la base para una magnífica relación humano-perro.
- Cuando ya controle una orden en casa, entrena fuera de casa, es importante que tu perro sepa que fuera, rodeado de otros estímulos, también debe prestarte atención antes que a otra cosa, es esencial por su propia seguridad.
- Juega con él, no sólo lo entrenes. Es importante que ese vínculo con tu peludo sea fuerte.
- Y recuerda, el entrenamiento, el adiestramiento o educación, es una tarea esencial para una convivencia feliz y sencilla con tu perro, es nuestra obligación cuando nos decidimos a tener perro, por su bien, por el tuyo, y por el de los demás.
Así que dedica tiempo siempre a tu perro, para salir, para jugar y para entrenar y trabajar contigo, el aprendizaje, no se deja nunca, y nunca es demasiado tarde para empezar.
por Dolo | Ago 20, 2018 | Educación canina, Psicología canina, Todo sobre los perros
Aunque próximamente sí que hablaré del lenguaje de nuestros perros y de cómo se comunican con nosotros, en este post por ser de los primeros, sólo quisiera concienciar a las familias con perritos de la importancia que tiene saber qué dice un perro, cómo se comunica con nosotros, hasta el punto, de que conocerlo bien, les puede salvar la vida. (más…)
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