Esta última semana he trabajado con 3 perros que tenían problemas para estar atentos a sus humanos: uno de ellos no prestaba atención nunca por su excesivo nerviosismo y excitación, otro porque parecía muy vago, y el otro presta atención en casa, pero en la calle no. Y como había quedado en dar unos consejos a sus humanos, al final, he pensado, que sería útil compartir esta información con todos vosotros, y si os son de utilidad, mejor aún ;o)
Son ejercicios que no sólo ayudan a mejorar la atención, sino el vínculo y el control de impulsos, además de ser juegos que ayudan a poner a trabajar su mente. Es decir, para que nos preste atención, tenemos que trabajar dos cosas fundamentales: su atención y el control de los impulsos, son dos caras de una misma moneda.
Si lo hacemos bien, en unos meses tendremos un perro que siempre nos hará caso, o al menos, en un 98% de las veces, sea cual sea nuestra orden.

Estos ejercicios además, ayudarán tanto a conseguir que nuestro perro aprenda a hacer cosas, como sobre todo y muy importante, a que no haga cosas, es decir, a corregir comportamientos no deseados o desagradables.
Antes de empezar, recomiendo muchísimo el clicker, no cuesta mucho, y funciona bastante bien. Entre otras cosas porque las órdenes y palabras que usamos a veces se vician y el perro, como sabemos, no entiende excepciones, pero el clicker siempre siempre es recompensa y «entrenamiento» para ellos y para nosotros.
Así que, vamos ver 12 ejercicios que podemos hacer para entrenar con nuestro perro y trabajar, como hemos dicho, que nos preste atención, y el control de impulsos.

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Ejercicios prácticos

  1. Coge algo que le encante comer, siéntate en casa en el sofá o donde habitualmente te sientes, y cuando se acerque a ti (estando él en el suelo, no contigo en el sofá), le tiras un trocito. Lo normal es que lo coja y espere a que le des más. Ahí es cuando vas a decirle alguna palabra, como «mira», «atento», o «muy bien», lo ideal es tener un clicker y hacerlo sonar, pero si no tienes, puedes probar con una palabra, y usar siempre la misma, y una vez dicha, le lanzas otro trocito. Y repites. Siempre que se gire y te mire, dices la palabra y le das un trocito. Haz unas 10 ó 15 repeticiones, al menos dos o tres veces al día. Y en unos días, cuando oiga la palabra ya debería estar atento a ti. Eso sí, por favor, sólo di esa palabra cuando vayas a darle algo, si lo engañas perdemos el tiro. Después de un par de días, que veas que lo hace bien, intenta hacer el ejercicio en otro sitio. Y poco a poco, en la calle.
  2. El juego de la «salchicha»: como te dije el otro día, deja a tu perro en una habitación, y esconde en el salón u otra sala un trocito de salchicha o algo que le encante, llámalo y anímalo a buscarlo. No pares de animarlo mucho para excitarlo mucho y ver que contigo se divierte, cuando tú le prestas atención, será más fácil que él te la preste a ti.
  3. Practica el «mira», que te garantice que te mire a los ojos y preste atención: cuando estés en tu casa, y él esté distraído, coge un trozo de algo que le encante, un premio o la pelota, te la pones delante de la cara y le dices «mira», en cuanto te mire a los ojos, dale su premio y anímalo mucho.
  4. Otra cosita: estando de pie, la cocina es un lugar perfecto para empezar, deja caer algo que le encante (un trocito de salchicha, un premio, etc), lo normal es que vaya olisquearlo y cogerlo, cuando vaya, cúbrelo con tu pie, para que no pueda cogerlo. Espera a que levante la cabeza y te mire, y en ese momento, le dices tu palabra y se lo dejas coger. Repítelo unas 7 u 8 veces, un par de veces al día, al menos. Este ejercicio también sirve para que se acostumbre a no coger comida sin permiso ya que se trata de un ejercicio de control de impulsos.
  5. Una variante de lo anterior, es ponerte algo en la mano, y cuando vaya a cogerlo, cerrarla.
  6. Si queremos que el ejercicio anterior sea siempre útil para cuando queramos dejar comida en la mesa (aunque sea una mesa baja a su alcance), sin que la toque, la variante es poner algo en la mesa y sentarnos al lado, esperar a que vaya a olerlo o cogerlo, y lo tapamos con la mano, cuando retire el hocico y nos mire, le damos un premio con la otra mano. Poco a poco, irá prestando más atención a la mano con la que le damos el premio que a la mano que «protege» la comida que no puede coger.

    ejercicios para educar a tu perro

    Fijaos como en este momento de la sesión, Luke, mi Foxterrier de pelo duro, una raza de las más nerviosas, está totalmente pendiente de mí, aunque ni siquiera estoy hablando con él, sino con el grupo de educación canina.

  7. Intenta el «toca la mano»: se trata de poner delante de su cara tu mano con la palma abierta, lo normal que hará será darte con la trufita (la nariz), olisquear o incluso lamerte, en cuanto haya un contacto, dale un premio, la palabra aquí es «toca». Igual, repite unas 10 ó 12 veces un par de veces al día.
  8. Otro ejercicio es trabajar con nuestro peludo el «quieto» a un nivel más complejo, a priori. Se trata de calmarlo cuando esté estresado, alterado o frustrado, es decir, cuando lo vemos muy hiperactivo o nervioso. Lo que haremos será esperar a que llegue su hora de comer, ir a por su comedero y su comida, y cuando empiece a ponerse nervioso, saltar, ladrar, etc, paramos, y esperamos. A los pocos segundos se calmará y se quedará mirándonos, entonces continuamos y le damos la comida. Repetimos esta actividad cada día, cada vez que le pongamos la comida, y siempre diciendo la palabra, «quieto», o «espera», o la que hayamos pensado, o si lo usamos, el clicker para premiarlo.
  9. Un paso más en la anterior, es enseñar a nuestro perro a ir a un «sitio de calma», es decir, si vamos a darle de comer y se pone nervioso, hacemos que vaya a ese lugar: el sofá, una mantita suya, etc, y cuando esté ahí quieto, le damos la comida o lo llamamos para que venga a comer. Es muy útil también para controlar cuando llaman a la puerta o se sube dando saltos a las personas. El «espacio de calma» es muy útil para trabajar con perros obsesivos con algo, la comida, el timbre, un persona, etc.
  10. En el parque, o cualquier otro lugar donde pueda estar suelto, pero controlado y seguro: aquí lo que haremos será dejarlo suelto, y siempre que se gire a mirarnos, usamos el clicker o nuestra palabra, y lo animamos a venir y le damos su premio. Si no nos mira, o no viene cuando lo llamamos, vamos a caminar hacia el lado contrario hacia donde esté. Cuando nos siga, clicker, palabra, ánimos para llamarlo, y premio. Para este ejercicio usa premios especialmente deliciosos para él: salchichas, pollo, queso en lonchas bajo en calorías, etc, y mejor cuando no haya comido todavía. Después de un tiempo, podemos empezar a no esperar a que nos mire, sino llamarlo directamente.
  11. Cuando hayamos conseguido que nuestro perro siempre nos mire, y preste atención, al decir «mira» o su nombre, lo practicamos en la calle: cuando estemos paseando le decimos «mira» o su nombre, y cuando nos mire, premio, así controlamos su impulso y su atención en la calle. Poco a poco, empezará a mirarnos él solo cuando caminemos.
  12. Si tenemos problemas para que nos preste atención sobre todo en la calle, vamos a intentar lo siguiente: si lo interpelamos y no nos presta atención ni nos mira, damos unos pasos ágiles en dirección opuesta a la que estamos, para sacarlo de lo que lo tenía distraído y volver a recuperar su atención. Si sigue aún así distraído, probamos diciéndole «vamos chico, venga, etc» con voz dulce y animosa, para que focalice en nosotros.
Un segundo nivel para todos estos ejercicios sería conseguir que otra persona estuviese mientras practicamos, y que mientras hacemos el ejercicio en casa -o en la calle-, esa otra persona haga alguna cosa que pueda distraer a nuestro peludo, para aumentar el valor del control de impulso y por ende, su atención a nosotros.
Cuando veamos que nuestro peludo empieza a hacer bien estos ejercicios, lo que debemos de hacer es ir dejando de premiar paulatinamente para no premiar siempre, es decir, unas veces le damos premios, y otras no, de modo que continue haciendo bien la actividad, sin que haya comida de por medio, o corremos el riesgo de tener un perrito que sólo hace caso y presta atención cuando hay premio.
Importante: 
  • cuidado con estar todo el rato dando premios que pueden ganar peso: debemos tener en cuenta lo que les demos como premio y «quitarlo» de su ración de comida diaria»
  • siempre que digamos el nombre de nuestro perro, debe ser algo positivo: no los llaméis para reñirles, no gritéis su nombre haciéndole saber que algo está mal.
  • nunca debemos dejar de premiar su comportamiento (recuerda, el premio puede ser palabras cariñosas y caricias), es importante que siempre que se porte bien, que esté atento y calmado, le demos su recompensa, ya sea un premio, o una caricia y ánimos ;o)
Y recordad que la atención es una carretera de doble sentido, también debemos responder a ellos cuando nos reclaman atención, les hacemos ver que los entendemos y que hay buena comunicación y vínculo.
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