Aunque próximamente sí que hablaré del lenguaje de nuestros perros y de cómo se comunican con nosotros, en este post por ser de los primeros, sólo quisiera concienciar a las familias con perritos de la importancia que tiene saber qué dice un perro, cómo se comunica con nosotros, hasta el punto, de que conocerlo bien, les puede salvar la vida.En varias ocasiones he tenido que ver a mis perritos en riesgo médico-veterinario, y en todas, gracias a la rápida detección por nuestra parte y la magnífica intervención de nuestros veterinarios, han sorteado un destino en el que no quiero pensar.

comunicarse con los perros

Y es que si conoces bien a tu peludín, sabrás rápidamente ver que algo le pasa: a veces puede ser un cambio leve en su comportamiento, otras, es algo tan obvio como un vómito o la pérdida del apetito, pero en todos los casos, es importante y trascendental consultar al veterinario lo antes posible.

Yo puedo pasar un par de horas al día, cuando menos, con mis peludines, los observo, juego con ellos, pero nada comparado con la capacidad que ellos tienen de conocer en todo momento mis movimientos y hábitos: ellos están siempre muy pendientes de nosotros, somos su sustento, su familia, el epicentro de su vida, y nos conocen mucho mejor que nosotros a ellos.

Mis perros saben perfectamente cuándo es fin de semana y me dejan dormir, al menos, media hora más ;o) Mis peludos conocen mi rutina: despertar, levantarse, acariciarlos y saludarlos adecuadamente, ducha, ropa, desayuno… Y ya desde que me despierto, están analizando cada uno de mis movimientos para saber qué día les espera.

Según la ropa que me pongo, Dafne mueve la cola y se queda conmigo, sabe que me quedo; o bien agacha la cabeza y va a su sillón favorito, sabe que voy a salir.

Si me ven coger el ordenador, van directamente al despacho conmigo, saben que voy a trabajar en casa.

Si me quito las gafas o cierro el ordenador, saben que ha llegado el momento que tanto esperan del descanso y tendré un rato para ellos, salen corriendo al jardín.

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Ni que decir tiene si se me ocurre ir a la cocina, ese territorio dominado por mi pequeña Mila, al que nunca faltan y que siempre merodean por si cae un premio… Ya si abro un paquete o más aún, su tarro de galletitas… Pero eso, seguro que os suena ;o)

Cuando me ven ir al mueble donde guardo los trastos de limpieza, desaparecen… Está claro que no les gusta la idea de ayudar en la casa, eso sí, Mila se queda por si hay un poco de juego con la escoba. Dafne, que ha pasado por varias mudanzas conmigo, la más importante y definitiva cuando nos mudamos de Estados Unidos (ella es gringa), odia que mueva muebles y si puede, se sube a los sofás. Luke prefiere ir al jardín o perseguir los trapos.

Y así podría seguir con infinidad de momentos. Ellos conocen mi rutina.

Más aún, conocen mis emociones, mis estados de ánimos, saben si estoy enferma o me encuentro mal.

¿No es justo que nosotros les dediquemos a ellos la misma atención?

Además de reforzar el vínculo con tu perro, lo cual es esencial para educarlo, podrás prevenir problemas de salud que si se cogen a tiempo, pueden salvarle la vida.

Así que, para no extenderme más, dejo algunos elementos importantes para detectar esos comportamientos diferentes que nos pueden alertar de que algo pasa, aunque como he dicho, más adelante profundizaré más en el tema.

  • Cambio en el estado de ánimo cómo se comunican los perros, entender a tu perro, comunicación con los perros
  • No quiere comer
  • Vomita
  • Tose
  • Respiración fuerte o con dificultad
  • Cambios o problemas relacionados con la orina y excrementos
  • Baja movilidad o cambio de intensidad en el juego
  • Duerme demasiado o no duerme
  • Picor excesivo
  • Anda hacia un lado
  • Apoya la cabeza contra la pared o muebles
  • Pérdida de sentidos (oído, vista…)
  • Sequedad o rojez en los ojos
  • Problemas para masticar, aunque manifiesta hambre
  • Agita o sacude la cabeza más de lo habitual
  • Bultos o verrugas
  • Cojera

Podría seguir, y lo haré, pero lo más importante es que seas capaz de ver que algo le pasa, y por supuesto, si notas algo de esto, acudas ya al veterinario.

Para muchas personas que tienen a los perros fuera del hogar, en el jardín, patio, campo, es mucho más complicado porque no tienen la cercanía necesaria con los peludines, pero aún así, hay que estar atentos, conocerlos, entender su lenguaje, comunicarnos, hacerles saber que si quieren algo de nosotros, los entendemos y estamos ahí.

Y por supuesto, chequeos al menos anuales en el veterinario, y especialmente a los peludos mayores, nuestros seniors: analíticas y demás pruebas que el veterinario aconseje, como ecografía, radiografía, etc. ¿No quieres gastar dinero? Pues no tengas perro, pero no te quejes de cuánto cobra el veterinario, por favor, es un profesional que tiene sus horas de trabajo y su conocimiento: la responsabilidad de la salud de tu perro es tuya, el veterinario está ahí para tratarlo y hacer cuanto sea posible por ayudarte, pero es tu responsabilidad.

Me pongo seria, y posiblemente sonará para muchos radical, pero he visto ya tantas cosas…

Tenemos que conocer a nuestros perros como ellos nos conocen a nosotros, es un vínculo que cuanto más cultives, más te enseñará y llenará de alegría.

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